Quién soy

Creo firmemente en que hay perros que sonríen. Y quizá eso ya lo dice todo de mí. Pero puede -y sólo puede- que te interese también saber que soy de esas personas que comparan cada momento de sus vidas con algún capítulo de ‘Friends’, que siempre preferí a Gene Kelly antes que a Fred Astaire, que como los rollos de regaliz rojo desenrollándolos -lo sé: tú también-, que pienso que nada vale más que un libro a tiempo. Me hice periodista porque nunca me faltan una pregunta que hacer ni algo que contar. Para mí, la patria son los amigos, y el hogar, la familia. No sé silbar ni madrugar. Moriré atropellada, a causa de mi iPod, o de un disgusto, por culpa de mi extraña afición a aferrarme a las causas perdidas. De chica, quería ser Kumba. Y vivir con ‘Los Fruitis’. Qué bobada: ¡aún lo quiero! A ratos, también quería ser grande. Y ahora que soy grande, quiero ser como Mafalda. Suelo llegar tarde a -casi- todas partes y aún así… tengo la sensación de que siempre llego cuando tengo que llegar, ¿cómo se come eso? Me provocan ternura los hombres con arrugas en las calvas y los abuelos que juegan con sus nietos. Tropiezo cada tres pasos. Me enamoro de todas las ciudades que conozco, y así el amor no se me gasta nunca ni caigo en la rutina. Hace más de veinte años que conozco a algunos de mis amigos. Y pido -a algún dios que, probablemente, no sea el tuyo- por otros veinte más. Y otros veinte después. Leo poesía porque rima con manía, y tengo tantas… Fui Erasmus durante nueve meses en Turín y todos los días deseo poder dar otro paseo bajo sus soportales. Soy feliz en un teatro, en un cine o en un concierto. Disfruto de las cosas pequeñas de la vida: acariciar a mi perro, las natillas de mi abuela, el fresquito de una cerveza en pleno verano. Sé que se puede conquistar un país con una sonrisa. No sé si tengo una cámara de fotos o la cámara de fotos me tiene a mí. Sufro un caso incurable de ‘Mal del Culo Inquieto’ y, aunque odio hacer maletas, disfruto como una enana paseándolas por cualquier rincón del mundo, respirando bocanadas de libertad.